El manto de Turín
El manto de Turín es una reliquia que según los
científicos envolvió a un hombre que tuvo una muerte terrible y que encierra
muchos misterios aun indescifrables para la ciencia de hoy. El hombre de la
sábana se trató, según muchos historiadores de un típico judío de hace 2000
años, para muchos otros se trata del personaje de Jesús de Nazaret. Con este
blog quisiera dar a conocer un poco de la información que se tiene sobre este
manto que lleva impresa la imagen de quien una vez envolvió, así, con la
información a la mano ustedes podrán sacar sus propias conclusiones.
. También llamada llamada Síndone (en italiano) o Sábana Santa o Santo Sudario es, según una constante tradición y como parecen verificar los numerosísimos estudios que se han llevado a cabo sobre el tema, el lienzo o sábana de la cual nos hablan los evangelios: la sábana nueva y limpia en la cual José de Arimatea, con ayuda de Nicodemo, envolvió el cuerpo de Jesús tras su muerte en la cruz [Mt 27, 57ss; Mc 15, 42ss; Lc 23, 50ss; Lc 24, 12ss; Jn 19, 38ss; Jn 20, 5ss].
Es una gran pieza de lino de 4'41 m de largo y 1'13 m de ancho (después de la restauración del año 2002), amarillenta, raída, sucia, manchada de sangre y quemada. Actualmente se encuentra en la catedral de San Juan Bautista de Turín (Italia).
La Síndone de
Turín presenta la imagen del cuerpo de un varón ya cadáver. Esta
imagen es doble: frontal y dorsal (el frente y el dorso del
cuerpo). Esto se explica atendiendo a la forma en que este lienzo envolvió el
cuerpo:
La Síndone envolvía el cuerpo de esta manera.
Al desplegarla, queda la imagen dorsal invertida respecto a la frontal.
Reconstrucción del rostro del hombre de la Síndone según el Prof. Miñarro.
LA PASIÓN
La flagelación
Detalle del dorsal -en positivo- de la Síndone. Todo el cuerpo, por delante y por detrás, está lleno de las heridas causadas por la flagelación.
[ (c) 1978 Barrie M. Schwortz ]
Las marcas dejadas por la flagelación forman dos abanicos sobre el cuerpo de la víctima,
cuyos radios convergen en el punto donde estaría la mano de los flageladores.
Sólo las fibras más superficiales se encuentran afectadas por la imagen.
Fotografía por transparencia del frontal y el dorsal de la Síndone. La impronta es puramente superficial.
[ (c) 1978 Barrie M. Schwortz - www.shroud.com ]
Al desplegarla, queda la imagen dorsal invertida respecto a la frontal.
Foto original de la Sábana Santa o Manto de Turín
Según
las investigaciones llevadas a cabo por expertos en
medicina, arqueología, historia, física, palinología, etc.,
ese cuerpo parece pertenecer a un hombre que ha sido
golpeado, flagelado, 'coronado' con un casquete de espinas, crucificado
y abierto el costado en el siglo I de nuestra era.
La imagen del cuerpo presenta unas proporciones exactas y no se ha encontrado ningún tipo de pigmento que pudiera llevar a pensar en su origen pictórico. Pero, entonces, ¿cómo se explica que esa imagen esté ahí? Ésta constituye la gran pregunta de la Síndone, y hemos de apuntar que, a pesar de los ingentes esfuerzos de cientos de especialistas de todo el mundo, estamos lejos de responderla satisfactoriamente.
Una de las características más asombrosas de la Síndone es que se comporta como un negativo fotográfico. Esto, propiamente dicho, no es del todo exacto: las manchas de sangre no son negativas sobre la tela, sino positivas, puesto que se formaron por contacto directo con el cuerpo ensangrentado. Por tanto presentan un color blanco en los negativos fotográficos y rojo oscuro en los positivos. Es la figura del cuerpo (impronta) la que tiene el carácter negativo, con sus claros y oscuros invertidos.
Dada la manera como la Síndone envolvía el cadáver, las dos figuras, dorsal y frontal, se oponen por la cabeza; y ambas tienen su parte derecha al mismo lado, y su parte izquierda en el lado opuesto.
Las imágenes, frontal y dorsal, están invertidas en la Síndone, en el sentido de que la parte derecha aparece a la izquierda, y viceversa (como si el cuerpo se reflejara en un espejo). Y las manchas de sangre, aunque no tengan invertido el claro-oscuro, sí presentan invertida su figura (derecha-izquierda) como toda la imagen.
La imagen del cuerpo presenta unas proporciones exactas y no se ha encontrado ningún tipo de pigmento que pudiera llevar a pensar en su origen pictórico. Pero, entonces, ¿cómo se explica que esa imagen esté ahí? Ésta constituye la gran pregunta de la Síndone, y hemos de apuntar que, a pesar de los ingentes esfuerzos de cientos de especialistas de todo el mundo, estamos lejos de responderla satisfactoriamente.
Una de las características más asombrosas de la Síndone es que se comporta como un negativo fotográfico. Esto, propiamente dicho, no es del todo exacto: las manchas de sangre no son negativas sobre la tela, sino positivas, puesto que se formaron por contacto directo con el cuerpo ensangrentado. Por tanto presentan un color blanco en los negativos fotográficos y rojo oscuro en los positivos. Es la figura del cuerpo (impronta) la que tiene el carácter negativo, con sus claros y oscuros invertidos.
Dada la manera como la Síndone envolvía el cadáver, las dos figuras, dorsal y frontal, se oponen por la cabeza; y ambas tienen su parte derecha al mismo lado, y su parte izquierda en el lado opuesto.
Las imágenes, frontal y dorsal, están invertidas en la Síndone, en el sentido de que la parte derecha aparece a la izquierda, y viceversa (como si el cuerpo se reflejara en un espejo). Y las manchas de sangre, aunque no tengan invertido el claro-oscuro, sí presentan invertida su figura (derecha-izquierda) como toda la imagen.
Aclarado
esto, estamos en condiciones de entender que el negativo
fotográfico de la Síndone nos dará, por así decirlo, el
cuerpo mismo sobre la tela.
Además, las dos imágenes no tienen contornos definidos. Las manchas de sangre, en cambio, los tienen bien definidos.
Y para facilitar nuestro estudio, como ya hemos mencionado, vamos a dividir el lienzo en dos mitades: frontal y dorsal.
Así, a partir de ahora, hablaremos del frontal y el dorsal en positivo (la Síndone tal cual es), y el frontal y el dorsal en negativo (fotográfico, que nos dará las posiciones reales del cuerpo).
Además, las dos imágenes no tienen contornos definidos. Las manchas de sangre, en cambio, los tienen bien definidos.
Y para facilitar nuestro estudio, como ya hemos mencionado, vamos a dividir el lienzo en dos mitades: frontal y dorsal.
Así, a partir de ahora, hablaremos del frontal y el dorsal en positivo (la Síndone tal cual es), y el frontal y el dorsal en negativo (fotográfico, que nos dará las posiciones reales del cuerpo).
Frontal positivo
[Archidiócesis de Turín] |
Frontal negativo
[Archidiócesis de Turín] |
Dorsal positivo
[Archidiócesis de Turín] |
Dorsal negativo
[Archidiócesis de Turín] |
Detalle de la cara en positivo
[Archidiócesis de Turín] |
Detalle de la cara en negativo
[Archidiócesis de Turín] |
Pero la singularidad más llamativa de las imágenes sindónicas es su tridimensionalidad:
singularidad tan excepcional que es única.
Tridimensionalidad quiere decir que la intensidad del
colorido de las imágenes es inversamente proporcional a la
distancia que separaba, en cada punto, la tela del cadáver
que ha dejado su impronta en ella. Ésta es como un registro de los
relieves volumétricos de aquel cuerpo. Por consiguiente,
midiendo la intensidad de este colorido, se puede
perfectamente calcular y reproducir, como en una estatua, el
relieve del cuerpo envuelto por esta tela.
La imagen de la Síndone es tridimensional.
Aquí pongo el video de un documental hecho por History channel
HISTORIA DEL MANTO DE TURÍN
De dónde viene esta sábana? Cómo llegó a la ciudad de Turín en italia? Aquí les pongo toda la historia basada en documentos históricos.
HISTORIA
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30 |
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177 |
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216 |
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375 |
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525 |
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569 |
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723 |
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943 |
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1130 |
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hacia 1192 |
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1203 |
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1204 |
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1205- 1306 |
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1307 |
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1314 |
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1355 |
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1389 |
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1398 |
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1418 |
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1453 |
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1464 |
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1502 |
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1506 |
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1509 |
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1532 |
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1534 |
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1535 |
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1578 |
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1694 |
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1706 |
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1737 |
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1868 |
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1898 |
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1902 |
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1931 | ||||||||
1933 |
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1939 |
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1946 |
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1969 |
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1973 |
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1978 |
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1979 |
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1983 |
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1988 |
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1993 |
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1997 |
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1998 |
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2000 |
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2000 |
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2002 |
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2003 |
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2005 |
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2008 |
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SEÑALES QUE ENCONTRAMOS EN LA SÁBANA
Qué nos dice la sábana Santa? ¿Qué cosas podemos encontrar en ella que han llevado a científicos y a hitoriadores a la pista de Jesús como el hombre que estuvo en ella?.
HUELLAS Y SEÑALES:
Frontal
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Dorsal
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[ Puede verse una imagen más detallada de la Síndone aquí ]
1. QUEMADURAS:
Producidas por el calor irradiado de las aristas de metal en
la urna que contenía la Síndone la noche del incendio en la
capilla de Chambéry, el 3 de diciembre de 1532. Y los 16
triángulos de color blanquecino son los agujeros producidos en
la carbonización total de una esquina: la urna había empezado a
derretirse y una gota alcanzó el ángulo de aquel pliegue, pues
la Síndone estaba plegada varias veces (estos agujeros estaban
ocultos por unos remiendos, cosidos poco después del incendio,
y que han sido eliminados tras la restauración de la Síndone
en Junio de 2001). También esa gota produjo los cuatro agujeritos que
se ven en ringlera transversalmente, con sus correspondientes
rombos de chamuscamiento, en la mitad exacta del lienzo.
2. AGUA:
Empleada para la extinción del incendio de 1532 y
enfriamiento de la urna de plata que la contenía y que estaba
empezando a derretirse. El agua empapó casi toda la Síndone
excepto las zonas marcadas.
3. CUERPO ENTERO: Doble imagen de un cuerpo varonil ya cadáver, frontal y dorsal.
4. AZOTES: Son las huellas dejadas por la flagelación.
5. ESPINAS: Impresiones directas de la sangre ocasionada por un casco de espinas.
6. CLAVOS DE LAS MANOS: Sangre de la herida en la muñeca izquierda.
7. SANGRE: Reguerillo de sangre del antebrazo derecho e izquierdo, que proviene de la muñeca.
8. LANZADA:
Sangre que ha brotado a dos tiempos de la herida del
costado. La sangre provenía de la aurícula derecha y de la
vena cava superior.
9. DESCENDIMIENTO: Sangre que brotó durante el descendimiento del cuerpo de la cruz.
10. CLAVOS DE LOS PIES: Sangre de las llagas de los pies traspasados por un solo clavo.
11. PATÍBULUM: El traslado del madero transversal por el reo ha magullado, aplastado y deformado lesiones anteriores.
12. RODILLAS: Contusiones en las rodillas.
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Reconstrucción del rostro del hombre de la Síndone según el Prof. Miñarro.
LA PASIÓN
La flagelación
Detalle del dorsal -en positivo- de la Síndone. Todo el cuerpo, por delante y por detrás, está lleno de las heridas causadas por la flagelación.
[ (c) 1978 Barrie M. Schwortz ]
Prácticamente todo el
cuerpo del crucificado, por la parte frontal y dorsal, está cubierto
de una serie de heridas de pequeño tamaño, iguales, y semejantes a
pequeñas mancuernas o pesas de gimnasia de unos 3 cm de longitud. Están
formadas por pequeños círculos de unos 12 mm aproximadamente, algo
separados entre sí, más unidos por una línea transversal apenas visible
a simple vista, pero que se pone de manifiesto con las imágenes a luz
ultravioleta. Efectivamente, las fotografías con luz ultravioleta, en
que las heridas aparecían con un color azulado, típico de la sangre, y
enmarcadas con un halo de suero alrededor, daban un nuevo sentido lógico
a esta gran cantidad de señales y asimismo corroboraban las
intuiciones y reconstrucciones de estudiosos como Paul Vignon y Pierre
Barbet.
Las lesiones se localizan por todo el cuerpo:
espalda, piernas, pecho (respetando la zona del corazón), vientre,
zona glútea y posiblemente también región genital. Evidentemente se encontraba desnudo cuando recibió tan brutal castigo. Con plena seguridad, tenemos ante nosotros en la Síndone las escalofriantes huellas de una flagelación romana infligida de forma sistemática,
es decir, como castigo en sí misma. A los condenados a la cruz se les
flagelaba camino del suplicio, para obligarles a avanzar. Por este
motivo iban desnudos y los golpes les caían sin orden, puesto que sus
movimientos para evitarlos contribuían a ello.
Nuestro
hombre, sin embargo, ha sido azotado sistemáticamente por gente que
conocía perfectamente su labor, y estando atado e inmovilizado. Por
eso, en este caso, se quiso dar a este castigo un sentido de escarmiento,
que está de acuerdo con los relatos evangélicos. El flagelo usado
contra el hombre de la Síndone era lacerante y contundente, o esa, se
incrustaba en la piel del reo; cada golpe la desgarraba, provocando la
salida de sangre de forma explosiva. Es impresionante cómo las técnicas
de imagen actuales y los estudios médicos han actualizado y corroborado
el recuerdo histórico de la flagelación romana
Los tipos de instrumentos usados por los romanos en aquella época para la flagelación eran:
- Lorum, que era una simple correa ancha, provocaba amoratamiento de la piel y era usado en personas libres o ciudadanos romanos.
- Varas o bastones, se usaban con los soldados que habían cometido alguna falta grave, como deserción.
- Flagrum, consistía en un mango de madera del que partían dos o más correas estrechas de cuero.
- Flagellum taxillatum, igual que el anterior compuesto de nervios o cuerdas delgadas y duras. Ambos terminaban con bolitas de metal esquinadas (taxilli) o con fragmentos de huesecillos.
- Plumbum o Plumbata, que eran cadenas que terminaban con trozos de plomo y tenían una anilla por empuñadura.
Los tres últimos eran utilizados por los romanos y no por otros
pueblos y sólo podían usarse con los esclavos bárbaros o extranjeros.
Estos flagelos podían, por ellos mismos, provocar la muerte del
condenado.
El tipo de
instrumento usado con el hombre de la Síndone, por lo que de ella se
deduce, fue, según los estudios realizados por monseñor Ricci, un flagellum taxillatum de tres ramales terminados en dos trocitos o bolas metálicas (taxilli). Este tipo de "flagellum" se ha encontrado en excavaciones arqueológicas, sobre todo en las catacumbas romanas.
Del estudio de la imagen sindónica se derivan en esta flagelación algunas características específicas:
-
La flagelación fue realizada por dos personas y los golpes se
distribuyen en forma de abanico por todo el cuerpo de la víctima. Esto
viene corroborado por los estudios computerizados de Jumper y Jackson
del STURP [Shroud of Turin Research Project, que examinó la Síndone en 1978 durante 120 horas],
que prueban cómo el radio de cada abanico converge en la mano de cada
azotador. Calcularon incluso la fuerza del impacto de cada golpe y la
inclinación angular de cada azote, comprobando que los mismos le fueron
infligidos desde flancos opuestos. Ambos verdugos eran diestros y
descargaban sus golpes simultáneamente como a un metro de distancia del
reo.
|
Las marcas dejadas por la flagelación forman dos abanicos sobre el cuerpo de la víctima,
cuyos radios convergen en el punto donde estaría la mano de los flageladores.
- El número de golpes
recibidos asciende aproximadamente a unos 120 sin contar los que no se
han podido estudiar por faltar parte de los brazos a causa del
incendio de 1532. Algunos autores no se ponen de acuerdo a la hora de
precisar si los golpes se dieron con flagelos de tres ramales o de dos;
en cualquier caso, es evidente que fueron romanos los que le azotaron.
Éstos no tenian tope en el número de golpes, y lo que es más
estremecedor desde el punto de vista médico: nuestro hombre debió quedar
bañado en sangre y hecho una llaga. El dolor, tanto físico como moral,
y la incipiente fiebre que debió apoderarse de él y que ya lo
abandonaría hasta la muerte, debieron hacer una tremenda mella en su
cuerpo.
- Durante la
flagelación, la postura de nuestro hombre debió ser encorvada: se
deduce esto de los estudios realizados con el ordenador, comprobando la
angulación de los reguerillos de sangre y suero en las distintas
partes del cuerpo. En esta posición, los reguerillos de la parte dorsal
alta caían hacia los lados y con una angulación de 100, 90 y 70 grados
durante el castigo; más tarde, ya en posición vertical o sentado,
también caerían hacia abajo. En las zonas glúteas se ve algo parecido,
en las extremidades inferiores son nítidos y se dirigen hacia abajo.
|
The Passion of the Christ, la película dirigida por Mel Gibson, reproduce fielmente la postura en la que
el hombre de la Síndone debió ser flagelado. El instrumento usado fue un flagellum taxillatum, que abría la piel del reo y provocaba la salida de sangre a cada golpe. |
- La gran nitidez con que se
aprecian muchos de estos reguerillos puede explicarse porque el tiempo
que pasó desde la flagelación hasta que le volvieron a poner el
vestido debió ser suficiente para que se secaran y no fueran absorbidos
por la túnica. Sólo en la parte alta de la espalda han desaparecido,
viéndose una llaga compacta excoriada como abrasada por rozamiento,
donde se distinguen perfectamente las marcas profundas de los taxilli.
Esto se explica por el rozamiento del patibulum camino de la cruz y
por el rozamiento en la propia cruz durante las distintas posiciones.
El hecho de que las marcas de los taxilli en la zona de los omóplatos
no se hayan destruido por el rozamiento con el patibulum implica que
fue vestido hasta la cruz y la túnica protegió estas marcas de su
destrucción, aunque no evitó, eso sí, que reabrieran, originando un
dolor semejante a las quemaduras, al quitarle de nuevo el vestido para
crucificarlo.
En resumidas
cuentas, la flagelación debió alterar todo el organismo repercutiendo
enormemente en la economía corporal ya maltrecha por malos tratos
recibidos anteriormente.
__________________
J. J. DOMÍNGUEZ, La Síndone de Turín. Estudio médico: Biblia y Fe 70 (1998), 95-98.
La redacción de este volumen corrió a cargo del Centro Español de Sindonología, el cual ha autorizado su publicación en esta web.
La redacción de este volumen corrió a cargo del Centro Español de Sindonología, el cual ha autorizado su publicación en esta web.
Cuantificación energética de la flagelación
En
una de las ponencias que se presentaron en un simposio sobre la
Síndone celebrado en París en abril de 2002 se presentó un curiosísimo
estudio sobre la cuantificación energética de la flagelación, que
transcribo.
Probemos a
cuantificar la energía, en el sentido físico del término, liberada
durante el curso de la flagelación. Primero el número de impactos. En
la Sábana Santa existen entre 100 y 120 de ellos, y tomamos 110 como
base para el cálculo. Segundo, el objeto contundente, una pequeña
haltera de plomo con una longitud de 3 centímetros y con un peso
estimado de 40 gramos. Para conocer la energía tenemos que saber la
velocidad de desplazamiento. Existe un punto de comparación, que es el
lanzamiento de jabalina; su velocidad inicial es de 100 km/h, o sea, 28
m/s, y se lanza directamente desde la mano del deportista, esto es, a
60 cm del hombro. Las halteras de plomo están fijas al final de la
correa del látigo que mide poco más o menos 1.20 m, esto es, están a
180 cm del hombro. Si se considera que el verdugo (lictor)
golpea con tanto ardor como el deportista lanza la jabalina, con un
brazo de palanca tres veces más largo, y con velocidad angular igual,
la velocidad lineal será entonces tres veces mayor, esto es, 90 m/s.
Bajemos esta velocidad a 60 m/s, que nos dará cifras menores, para no
sobrestimar las consecuencias de la flagelación. No perdamos de vista
que todos los valores que vamos a exponer no son más que estimaciones y
no cálculos exactos, pero sí son suficientes para darnos cuenta de las
magnitudes implicadas.
La
energía liberada durante la flagelación será igual a 110 veces 1/2 de
la masa por la velocidad al cuadrado, esto es, 396 kilos. Para
comprender estas cifras hace falta compararlas con otros valores
conocidos: por ejemplo, una bala de nuevo milímetros parabellum,
munición clásica de las pistolas automáticas, tiene una energía de
36.5 kg, por tanto, hacen falta nueve balas para obtener la misma
energía total. Una bala de 357 magnum, de las más potentes
para arma corta, tiene una energía de 100 kg: harían falta cuatro
balas, por tanto, para igualar la energía liberada en la flagelación.
Un especialista en balística, M. H. Josserand, ha propuesto un coeficiente de eficacia para municiones llamado Stoping Power
(StP), o poder de parada, que corresponde a la energía de un
proyectil, en kilos, multiplicada por la superficie de impacto en
centímetros cuadrados. Disponemos así de una escala de eficacia de la
munición según sus consecuencias patológicas. Por un valor de StP
inferior a cinco unidades hay un shock ligero; entre 16 y 25 unidades el shock puede remitir y, para valores mayores de 35 unidades de StP, el shock es tan grande que su efecto es la muerte inmediata.
En
el caso de la flagelación, para la que hemos calculado una energía
total de 396 kg y una superficie de impacto de 5.5 cm cuadrados, el
número de StP es de 990, o sea, 24 veces la cantidad de energía capaz
de poner a un hombre fuera de combate. Si se admite la existencia de
dos correas por cada latigazo, y se han propinado 55 golpes de látigo, ó
110 impactos, habrá de significar que cada vez que la víctima recibe dos golpes de látigo, o cuatro impactos, ha encajado suficiente energía para causarle la muerte.
Como es lógico, no es necesario tomar esta comparación al pie de la
letra. La energía se disipa mucho más rápidamente en el caso del impacto
de una bala que durante el curso de una flagelación, pero en el orden
de las grandes cifras, este cálculo es correcto y hace más comprensible
el gravísimo carácter traumático de la tortura de la flagelación.
Podría hacerse otra comparación con la potencia que desarrolla un golpe de puño de un boxeador del peso pesado, que llega a ser de 400 julios... [el hombre de la Síndone] encajó el equivalente a 10 golpes de este puño, capaces de provocar un K.O. inmediato...
Fisiopatología de la flagelación
Admitiendo
que se hiriera brutalmente la piel y que cada impacto comprime
violentamente no solamente el plano músculo-cutáneo situado
inmeditamente por debajo sino también el situado en su periferia, sobre
un espacio de 5 mm, la superficie lesionada por cada impacto es de 8
cm cuadrados y el volumen contusionado de 12 cm cúbicos. Por 110
impactos, obtenemos una superficie lesionada de 880 cm cuadrados y un volumen contundido de 1320 cm cúbicos
ó 1.3 litros. Éste es un volumen enorme de tejido contundido: las
células, gravemente dañadas con sus membranas abiertas, liberarán su
contenido al medio, provocando una catástrofe biológica.
Cada uno de los golpes provocará un hematoma, y 110 hematomas cuasan
una expoliación sanguínea que dará lugar a una hipovolemia, o
disminución del volumen de la sangre circulante en el cuerpo, que
iniciará un shock hemodinámico...
A
modo de síntesis, podemos decir que después de la flagelación... [el
hombre de la Síndone] está gravemente afectado: titubea, cae, y no
tiene fuerzas para llevar solo el patíbulo... La piel y los músculos
están lacerados, el cuero cabelludo desgarrado; sangra, y tiene una
amplia contusión torácica con hemotórax que le hace difícil y doloroso
respirar. Sus riñones están virtualmente destruidos; por el momento
funcionan, pero con una gran merma de su actividad a causa de la
hipovolemia y del efecto destructor de los tapones de mioglobina. Este hombre, en óptima salud dos horas antes, ahora está destruido; y en ese estado va a ser crucificado.
LA IMAGEN
Aunque
no tuviese connotación alguna de orden religioso, o histórico y
arqueológico, la existencia de la Síndone de Turín provocaría un
interrogante que nos desafía desde el punto de vista meramente físico: ¿cómo
puede explicarse la formación de una imagen que es única en toda la
historia del arte y la técnica de todos los pueblos, y que todavía no se
ha conseguido reproducir en nuestro tiempo? No es
científicamente aceptable el cerrar los ojos ante algo que no
comprendemos, pero que está presente en nuestro entorno: no se trata
aquí de leyendas o reportajes más o menos creíbles -como el monstruo del
lago Ness- ni de un «ovni» imposible de estudiar sino por meros
testimonios vagos o contradictorios.
No
es una solución seria y honrada el mencionar en un conjunto de
reliquias absurdas a este lienzo, como si fuese posible rebajar el
misterio por asociación con otros objetos claramente fáciles de imitar o
descalificar como superchería. Hablar de otros objetos, sea cual sea
su validez o falta de ella, no tiene ninguna fuerza lógica para
establecer el valor o significado de este objeto único: solamente el poder aducir otros casos de imágenes prácticamente idénticas podría servir para explicar el lienzo de Turín como un caso más de ese conjunto.
En este caso, el objeto de estudio es algo sin paralelo en ningún museo o catálogo de objetos extraños, no solamente en cuanto a su procedencia y significado, sino por la misma materialidad de lo que vemos.
Si alguna ciencia se precia de estudiar y entender la materia, la
física es la que lo hace por profesión. A ella toca, por lo tanto, el
estudio de este trozo de lienzo: tal vez su análisis nos permita
descubrir no sólo información de interés teológico e histórico, sino
también algún proceso nuevo dentro de la actividad de la materia. Y el
estudio debe comenzar con una descripción detallada de todos los datos,
sin omitir ninguno.
La
imagen de Turín, de acuerdo con información obtenida por estudios
científicos dignos de todo respeto y jamás rebatidos seriamente, tiene
las características siguientes:
-
Consiste en una débil mancha amarillenta, difícil de ver cuando se
observa a menos de unos dos metros de distancia, que reproduce una
vista doble, frontal y dorsal, de un cuerpo humano desnudo, cubierto de
heridas, que han dejado también manchas de sangre en el lienzo [ por
contacto directo ].
- La imagen no muestra ni la parte superior de la cabeza ni los costados.
- La figura humana, especialmente en el rostro, es de gran precisión anatómica, sin distorsiones.
- Hay una perfecta correspondencia entre ambas caras de la imagen, indicando claramente que fue un cuerpo tridimensional el que estuvo envuelto en el lienzo.
- Las manchas en la tela tienen el carácter de un negativo fotográfico: solamente al hacer una foto en 1898 (Secondo Pia) se pudo apreciar verdaderamente la información allí contenida.
- A diferencia de lo que ocurre en una fotografía, sea en positivo o negativo, hay una correspondencia entre la intensidad de la imagen y la distancia lógica entre un lienzo y un cuerpo cubierto por él. Una función matemática sencilla permite recuperar la tridimensionalidad.
- Detalle del orden de milímetros puede observarse con técnicas de realce de contraste. Esto es especialmente llamativo en el caso de una moneda sobre el párpado derecho.
- No hay pigmento alguno, aun bajo examen microscópico, ni en la superficie de las fibras de lino ni en su interior. Tampoco hay fluorescencia que indique la existencia de sustancias extrañas al lienzo en las zonas de imagen.
- La figura humana, especialmente en el rostro, es de gran precisión anatómica, sin distorsiones.
- Hay una perfecta correspondencia entre ambas caras de la imagen, indicando claramente que fue un cuerpo tridimensional el que estuvo envuelto en el lienzo.
- Las manchas en la tela tienen el carácter de un negativo fotográfico: solamente al hacer una foto en 1898 (Secondo Pia) se pudo apreciar verdaderamente la información allí contenida.
- A diferencia de lo que ocurre en una fotografía, sea en positivo o negativo, hay una correspondencia entre la intensidad de la imagen y la distancia lógica entre un lienzo y un cuerpo cubierto por él. Una función matemática sencilla permite recuperar la tridimensionalidad.
- Detalle del orden de milímetros puede observarse con técnicas de realce de contraste. Esto es especialmente llamativo en el caso de una moneda sobre el párpado derecho.
- No hay pigmento alguno, aun bajo examen microscópico, ni en la superficie de las fibras de lino ni en su interior. Tampoco hay fluorescencia que indique la existencia de sustancias extrañas al lienzo en las zonas de imagen.
Sólo las fibras más superficiales se encuentran afectadas por la imagen.
Fotografía por transparencia del frontal y el dorsal de la Síndone. La impronta es puramente superficial.
[ (c) 1978 Barrie M. Schwortz - www.shroud.com ]
- No hay imagen bajo las costras de sangre: la imagen tiene que ser posterior a ellas.
- Las manchas amarillentas tienen características espectrales semejantes a las que muestran quemaduras que el lienzo sufrió en el incendio de 1532.
- Posiblemente significativo: parecen descubrirse huellas de dientes y estructuras óseas en la imagen del rostro y de las manos; en éstas, los huesos de los dedos continúan hasta el carpo.
- La imagen no se vio afectada por la elevada temperatura ni por el agua en el incendio de 1532.
Con estos datos como punto de partida, necesitamos encontrar un modo de explicar la imagen que tenga en cuenta todas las características enumeradas.
- Las manchas amarillentas tienen características espectrales semejantes a las que muestran quemaduras que el lienzo sufrió en el incendio de 1532.
- Posiblemente significativo: parecen descubrirse huellas de dientes y estructuras óseas en la imagen del rostro y de las manos; en éstas, los huesos de los dedos continúan hasta el carpo.
- La imagen no se vio afectada por la elevada temperatura ni por el agua en el incendio de 1532.
Con estos datos como punto de partida, necesitamos encontrar un modo de explicar la imagen que tenga en cuenta todas las características enumeradas.
CONCLUSIÓN
La Iglesia católica nunca ha querido pronunciarse sobre la
autenticidad de la Sábana, ni sobre la información que de ella se
desprende, ni menos aún sobre la explicación de la imagen: no es materia de fe el aceptarla o negarla, ni debe introducirse el aspecto religioso en el estudio.
Es un objeto físico, de interés arqueológico, que tiene que
estudiarse como tal. Pero no hay que cerrar los ojos tampoco a sus
implicaciones, sean éstas positivas o negativas, con respecto a
nuestras ideas filosóficas y teológicas. Ni hay que pedir disculpas a
la ciencia si un estudio objetivo de todos los hechos nos lleva a
confesar que algo desconocido dentro de los procesos físicos normales
tiene que invocarse para explicarla. Y esto sí puede dar una nueva
razón de apoyo al testimonio de quienes dieron su vida por afirmar que
Cristo resucitó por el poder de Dios, para nunca más morir.
La Sábana de Turín es, en este modo de entenderla, un complemento asombroso de los relatos evangélicos sobre la pasión. Es también una huella de un hecho maravilloso: la transformación de un cuerpo humano en algo que existe fuera del marco de espacio y tiempo.
La Sábana de Turín es, en este modo de entenderla, un complemento asombroso de los relatos evangélicos sobre la pasión. Es también una huella de un hecho maravilloso: la transformación de un cuerpo humano en algo que existe fuera del marco de espacio y tiempo.
Espero que este blog les haya gustado, poco a poco pondré más información respecto a la Sábana santa, la cual a mi parecer, es el manto que envolvió a Jesús, nos narra el maltrato que nos hablan los evangelios, de su muerte y su resurrección.
Finalmente los dejo aquí con un enlace donde podrán encontrar todos los documentales hechos por distintas compañías de la televisión mundial.
Gracias!